martes, 8 de junio de 2010

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Los hombres viven menos por el sexo
martes, 8 de junio de 2010 Bárbara J. Figueroa Rosa / Primera Hora
Si usted es un hombre de esos a los que les gusta tener sexo a tutiplén con diferentes parejas, ya sea por adicción, para satisfacer alguna necesidad de afecto o por tener un sitial entre amigos, sepa que podría estar acelerando su pasaje a la muerte.
Al menos, ésa es la conclusión a la que llega una investigación realizada por la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, donde se sentencia que hay dos factores por los que los hombres mueren en mayor proporción que las mujeres durante toda la vida: la competencia entre éstos por ser atractivos para las féminas y lograr mayor apareamiento, y la desigualdad económica.
Lee el estudio
Ujum, leyó bien. Resulta que la conducta promiscua, según analiza el profesor universitario Daniel Kruger, lleva al género masculino a correr riesgos tanto psíquica como fisiológicamente, lo que culmina elevando su nivel de mortalidad.
“El exceso de mortalidad masculina es el resultado de un intercambio entre competencia y longevidad. Entre más alto el nivel de poligamia más alto será el índice de muertes masculinas por comportamientos arriesgados, como por causas internas”, dijo el especialista en psicología evolutiva a Primera Hora.
Kruger, quien utilizó como recurso para su estudio -desarrollado en los últimos dos años- datos de mortalidad de la Organización Mundial de a Salud, de la Agencia Central de Inteligencia y de la Enciclopedia de Cultura Mundial, opinó que las mujeres también compiten por hombres, pero la mayoría de las veces lo hacen por medio del atractivo físico. En ese sentido, utilizan las dietas, la estética y otros regímenes de belleza.
“Pero la diferencia grande entre hombres y mujeres es que nosotras vamos al médico constantemente. Desde pequeñas, ya sea por la menstruación o por la etapa de maternidad, nos hacemos nuestros chequeos de forma rutinaria. Los hombres, generalmente, no”, expresó, por su parte, la educadora en sexo, Wanda Smith, quien coincidió con la conclusión del profesor.
“Ése es un tema que ya se había discutido en otros estudios y, definitivamente, en las culturas machistas un hombre promiscuo corre muchos riesgos para su salud física y mental”, dijo Smith.
Y es que para Kruger el afán por convertirse en “machos dominantes”, provoca que muchos hombres presenten comportamientos inestables que los hacen más propensos a tomar alcohol o fumar, consumir drogas e incluso a comer desenfrenadamente, lo que genera grandes complicaciones de salud.
De otra parte, la promiscuidad y esa competencia entre varones por demostrar quién tiene más parejas sexuales les generan tensiones que pueden desencadenar en problemas de estrés, socialización y hasta agresividad.
“(Por eso) es que los hombres tienen índices más altos de mortalidad por comportamientos (accidentes, homicidios o suicidios) y la mayor parte de las causas internas (enfermedades cardiovasuclares, cáncer, derrames, entre otras)”, agregó el autor.
Incluso, dijo que el peligro en los hombres surge desde la niñez, pues “tienen formas más arriesgadas de juego que las niñas, y los hombes adultos, puede que siempre hagan algo peligroso para tratar de atraer la atención de las mujeres.el factor económico
A juicio de Kruger, la desigualdad económica también contribuye a que el género masculino tenga mayor tasa de mortalidad que el género femenino.
Y es que según el profesor, “a mayor diferencia entre ricos y pobres hay más probabilidades de que los hombres mueran jóvenes”.
¿Su explicación? Que está “comprobado” que en las sociedades desiguales los hombres que los científicos describen con “control de los recursos” (dinero, propiedad y seguridad económica) tienen más posibilidades de encontrar una pareja sexual y, llevar una vida hogareña estable y saludable.
Bendito. En cambio, los que corren peor suerte en sus finanzas y, para colmo, viven en una cultura donde predomina la promiscuidad, pierden casi cualquier probabilidad de encontrar su media naranja.
Es entonces cuando vuelven a generarse todos los factores de riesgo que mencionamos anteriormente, tanto a la salud mental como a la física del hombre.
Ante tal panorama, el estudio concluye que si viviéramos en una sociedad con menos desigualdad social y si se practicara más la monogamia, los seres humanos, en especial los varones, correrían menos riesgos en sus vidas.
“Pero no existe una cultura humana que esté libre de esta competencia”, reflexionó Kruger en un tono poco alentador.

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